Quienes defendemos el concepto de criar en tribu, somos los más tradicionales del mundo, porque así se criaba hasta hace un siglo en todo el planeta, y en algunos lugares aun se sigue haciendo. Criar sin tribu es lo moderno, criar en núcleos familiares tan pequeños, mínimos, es cosa de la industrialización y del exilio a las grandes ciudades de lo poco sano que quedaba en las organizaciones humanas, sobre todo occidentales. Muchas mujeres estamos criando solas con nuestra pareja, incluso solas, y eso está repercutiendo negativamente en la crianza y en todas las relaciones humanas finalmente.

Cuando hablas de criar en tribu, no estás hablando de ir en taparrabos, sin duda, quien habla de indumentarias en vez de construcción social cuando se habla de tribu, o es un inculto, o sin duda un capitalista empedernido que teme desprenderse de sus vaqueros “made in Indonesia” gracias a las manos de algún niño explotado.
Cuando hablas de tribu, mis compañeras y yo, las de la tribu de crianza con apego, hablamos de criar en comunidad, con humanos, no con vecinos del 4º, sino con: Maria y Pablo, José y Pepe, Aurelio y sus hijos Luis y Laura, hablamos de convivir, de reconstruir comunidades humanas y humanizadas, y no del “hola y adiós”
Cuando hablamos de criar en tribu, hablamos de la organización social que aun resiste en las zonas más rurales de nuestro país, es cuando los niños tienen su padre, su madre y muchos adultos que le cuidan, dan sostén, sabiduría y amor, porque saben que lo más preciado de una civilización es su infancia, no su economía o los metros cuadrados de su casa.

Cuando hablamos de criar en tribu, no hablamos de olvidar y difuminar la unión biológica y emocional con la madre que pare o el padre que cría, hablamos de que éstos, no se crean los propietarios de su hijo, sino que ese hijo, es un ser humano independiente que todos, dentro de su tribu/comunidad, deberá ser cuidado por los adultos como si también fueran parte de su familia biológica, con el mismo celo que si fuera un hijo propio ¿daña la figura materna que haya más mujeres que preserven la integridad y derechos de su hijo? Cuando yo he cuidado a hijos de otra mujer y me han llamado incluso mami por error alguna vez ¿No era un precioso regalo para la madre de esos niños que me llegaran a querer tanto como para llamarme mami por error? Eso sólo significa que yo les cuidaba con el amor más cercano al que da una madre sin serlo ¿Qué madre no desearía poder irse a trabajar sabiendo que quieren y cuidan a su hijo casi como una madre? Tu unión biológica y emocional permanece intacta, tranquila, pensar lo contrario es síntoma de posesividad respecto a tu cría, piénsalo. Quien teme perder, es que cree poseer…

Cuando defiendes la tribu, no atacas al núcleo familiar primigenio, el más común, el tradicional hombre/mujer, lo estás haciendo más fuerte, porque una mujer que cría con el apoyo de otras mujeres sufre menos estrés, su hijo no tiene que ver a una madre estresada, en tribu hay apoyo para la madre y apoyo para el padre, eso reduce los roces negativos en la pareja que individualmente se sienten relajados y sostenidos, si antes duraban mucho más las parejas, y las relaciones eran envidiables, no era sólo porque no existiese el poder divorciarse o que se aceptaran cosas que no se debía, es que no estábamos solos, tan solos como lo estamos en las grandes ciudades.
Cuando defiendes criar en tribu, no hablamos de poliamores, ni de relaciones abiertas. No, nadie habla de que se hagan turnos en tu cama, ni de que tengas que aguantar a tres amantes, o siquiera a uno, eso lo dicen los que realmente es lo que desean y no lo confiesan (ya sabéis: se cree el ladrón…). No, en la tribu, al caer la noche, cada uno vuelve a su cabaña, a su tipi, a su casa, con su pareja y su idea de pareja, con sus hijos, y a descansar hasta el día siguiente.
Cuando se criaba en tribu si un hijo era abandonado por su padre el resto de varones aportaban y eliminaban la carencia emotiva, no tranquilos, no lo hacía en le lecho de la madre, salvo que ella lo quisiera claro, sino en su desarrollo emocional, igual que tantos abuelos que han hecho de padre, o un tío, o un hermano mayor incluso de la madre. Las ausencias, en tribu, apenas producían daño emocional en los menores. Si la que faltaba era la madre, normalmente porque moría en el parto, siempre había una mujer que tomaba su lugar y cubría todas las necesidades de apego del bebé. En la tribu, no hay huérfanos…
Cuando se cría en tribu, una madre que no puede amamantar no necesita enriquecer a Nestlé o cualquier otra marca, un niño al que su madre no puede darle Lactancia Materna siempre tiene una teta saludable dispuesta a alimentarle y convertirse en su madre de leche. En mi familia hay, y yo tuve una madre de leche, mi querida tía, y mi abuela paterna ha alimentado a muchos más que sus seis hijos.

Cuando criábamos y paríamos en tribu, apenas existían cesáreas, ni partos instrumentalizados y medicados, nadie dudaba de la capacidad de parir de la mujer, ni de amamantar, nadie dudaba de la Diosa Madre que todas custodiamos en nuestro interior. Y se pude hacer uso de la ciencia estando en tribu si es preciso, pero lo que no permitirá jamás la tribu, es que alguien dude de tu poder como Mujer, y como Madre, si es que has decidido serlo.
Cuando hay tribu, siempre hay un plato de comida en la mesa para compartir, un abrazo presto, una calidez en la palabra, hay relaciones humanas y no redes sociales virtuales que desaparecen cuando cierras la conexión y te quedas en la soledad real física que muchos sufrimos a pesar de vivir en ciudades atestadas de gente.

Para criticar nuestro concepto de tribu, el de las que criamos con apego, antes hay que leer, vivir, y conocer, es muy fácil usar términos apocalípticos, sobre todo si se mezcla con política, el peor de los vertederos de este mundo.
Si miramos la forma que tienen de relacionarse los humanos que viven en núcleos de 50 habitantes, por ejemplo, veremos seguramente una tribu, porque tribu es comunidad, son lazos sociales reales, humanos y no imposiciones comerciales o políticas. La tribu es el pueblo que se convierte en comunidad, no en comuna, es la preservación de la sana tradición y la vacuna contra el capitalismo y la globalización.

Que la tribu desapareciera en algunos lugares no fue evolución, fue la intención de los poderosos para mantenernos divididos y enfrentados, asustados y desconfiados.
Cuando sufrimos el azote de una guerra, replegamos en tribu a la búsqueda de un exilio en paz caminando cientos de kilómetros y cruzando mares…Cuando alguien se convierte en presa, es que abandonó la fuerza que le daba la tribu, la tribu es comunidad, es manada, es esa familia con la que no es necesario que compartamos sangre y a la que a veces nos puede unir algo más fuerte que ese líquido vital a veces sobrevalorado.
No, este sistema no quiere tribu ¡está acabando con las pocas que quedan! Sencillamente las tribus son la resistencia, es el grito humano social con capacidad de sobrevivir al hedonismo, al egoísmo, al individualismo insano, a la destrucción del espíritu de comunidad y también del humano mamífero.
Cuándo buscamos a mujeres que comparten nuestra forma de criar ¿qué crees que estás haciendo instintivamente sino buscar tu tribu perdida, la que te han robado con los cuentos de la “modernización”? Es tu voz interna, tu sabiduría, la que te empuja a buscar la tribu, porque la tribu, es la superviviencia de la tribu y de la especie.
Pero claro, para hablar de la verdadera tribu, hay que haberla vivido, y no hablar sin saber y con el veneno de lo político en el pensamiento y en la lengua…
Mayka Martín
14 mayo, 2016 at 7:12 am
Hablais de tiempo preteritos como si fueran el paraiso en la tierra. Por favor!habia tribus si, pero los orfanatos rebosaban de niños abandonados, las relaciones de pareja estava basadas en rigidos roles de genero. ..Y podria seguir.No me parece mal el apoyo a la crianza, pero no pinteis de Rosa lo que fue mas gris que otra cosa.
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15 mayo, 2016 at 1:40 pm
¿Hablas desde el conocimiento? Yo si. Los orfanatos estaban en las ciudades, no en los pueblos, en las ciudades no había “tribu”, la industria, los horarios esclavos, el aislamiento humano laboral, el aislamiento y encierro de la mujer en la cocina de cada casa, todo eso y algunas cosas más, destruyeron la “tribu”.
Siento que no hayas vivido la “tribu”
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14 mayo, 2016 at 10:53 am
Precioso artículo, yo he localizado varios libros sobre la tribu que me apetece mucho leer. Nosotros criamos solos a tres, nuestras familias están en otras ciudades y es terrible. Afortunadamente, el barrio es maravilloso, mis vecinas son mi tribu, cuidan de mis niños, cualquier urgencia, nos hacemos comidas (sano y sin chuches) se van al parque las vecinitas, vienen a casa los días de lluvia por si hay que hacer compra… Es una alegría, hay familias que aún mantienen ese idea de tribu y es importante dejarse ayudar. Siempre he tenido teta pero sé que mi vecina se la daría a los míos con gusto, es así de sencilla. Gracias por tus letras mayca.
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15 mayo, 2016 at 1:42 pm
Que suerte que aun resista la tribu ❤
Cuídala mucho, serán tu fuerza cuando te haga falta un aporte extra.
Un abrazo
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16 mayo, 2016 at 4:40 pm
Hola! me parece una excelente propuesta, estoy de acuerdo en muchas cosas, aunque ante la noción de pareja habría que repensarla porque como lo describes es bastante hetero-normativo y este tipo de perspectivas hay que aterrizarlas o “abrirlas” a los contextos actuales. Muchas gracias por tu aporte!
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16 mayo, 2016 at 4:44 pm
Claro, por eso hablo de pareja y no especifico nada más, o que te vas a tu casa/tipi/cabaña con la idea de pareja que tengas.
Cada cual sabe y siente cuál debe ser su núcleo familiar base, y de ahí, abrirse al mundo, y el mundo a tu familia claro.
Muchas gracias por tu comentario,no está de más recordar estas cosas.
Un abrazo
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17 mayo, 2016 at 4:47 pm
Suena muy bien y me dan ganas de irme a vivir en tribu…en una comunidad donde todos cuidemos de todos…eso sí, por experiencias vividas, con espacios para la intimidad familiar…fundamental…Lo ideal, una especie de aldea donde cada familia tiene su casa y donde al mismo tiempo pueden darse relaciones que permitan compartir…
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18 mayo, 2016 at 9:20 am
Realmente, en los núcleos rurales, aun es así. En los cortijos del sur de España, cada uno tenía su casa y muchas actividades eran comunales, hacer el pan, las matanzas, las fiestas, se apoyaban y ayudaban como grandes familias, todos los niños jugábamos juntos como hermanos.
La forma de vivir que el capitalismo ha implantado silenciosamente entre nosotros nos ha ido destruyendo, pero estamos a tiempo.
Un abrazo Rosa
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18 mayo, 2016 at 10:21 am
Es difícil creer que me haya criado en un pueblo de apenas mil habitantes al sur de España (de la España MUY profunda) y que no haya conocido tribu. Lo cierto es que el afán de enriquecimiento ha destruido el tejido social o cultural, como quieras llamarlo, hasta de los pueblecitos más remotos. Solo he conocido envidia, codicia, individualismo, indiferencia, represión… Supongo que a todo el mundo le vendieron bien vendida la moto del “progreso” a cambio de renunciar a eso, a la tribu, al medio ambiente, a la sencillez, a la empatía. A día de hoy críamos a nuestro hijo solos mi marido y sobre todo yo, bien lejos de ese pequeño pueblo donde no he crecido muy feliz y donde casi solo mantengo contacto con los gitanos, esos si que son tribu! Y no hay cosa que eche más en falta en mi día a día que un entorno al que poder llamar “mi gente” “mi sitio” “mi tribu”.
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18 mayo, 2016 at 11:56 am
Si, el pueblo gitano conserva bien el sentimiento de unidad, de tribu. El ayudarse, apoyarse, defenderse, la red solidaria que establecen ante la necesidad de uno de ellos. Quizá, por haber sido perseguidos durante tantos siglos les haya hecho ser muy concientes de la necesidad de ser tribu para sobrevivir. Quizá es hora de tenerles por ejemplo ¿no? Es hora de que se aprenda de muchos de los que han sido perseguidos.
Un abrazo grande, de otra andaluza fuera de su tierra.
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18 mayo, 2016 at 11:29 am
Por una parte es como si ya supiera o quisiera o necesitara vivir en tribu. Pero por otra parte me falla algo que quizá tiene que ver con lo de “creer poseer”. Lo que me pasa es que no estoy de acuerdo con las maneras de educar de todo el mundo, y si otra mujer, por ejemplo una abuela, decide dar caramelos o premiar a mi hijo con regalos si hace caso, y otros comportamientos que me parecen chantajes emocionales…no me gusta y no quiero que lo haga, por lo que al final quiero criarle a mi manera (y a la de su padre). Esto choca con lo de la tribu y me crea contradicciones. No sé si se entiende…
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18 mayo, 2016 at 12:03 pm
La tribu es una unidad, un latido. Tu tribu está entre quienes ven la vida como tú, olvídate de los matices culturales de los que hablan los voceros de un sistema moribundo. Tu tribu está en la madre que no da caramelos porque sabe que perjudican a tu hijo, está en quien no siente a sus-tus hijos como posesiones, está en quien respeta la personalidad de cada pequeño. Tu tribu es espíritu, no es material. Olvidemos lo material, las construcciones sociales que se edifican sobre sangre, sobre, fronteras, sobre las posesiones… Debemos levantarnos en el espíritu, y huelga decir que no hablo de religión, algo que también ha destruido y enfrentado a pueblos, no, el espíritu no son los dioses, le llames como le llames, es el sentimiento, es lo que te late, es lo que te dice la voz interior natural, el instinto.
Existen las familias espirituales, esas son las que debemos buscar ¡acaso no fundamos nuestra unidad familiar en espíritu, junto a quien nos hace sentir algo distinto al resto de seres humanos?
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18 mayo, 2016 at 8:25 pm
Cualquiera que se interese por la Antropología sabe perfectamente que nuestra especie, al igual que la mayoría de los primates, ha evolucionado durante muchos miles de años en convivencia de grupos de entre 25 y 50 individuos sin traspasar una cantidad superior a los 150, cifra a partir de la cual se pierde el conocimiento íntimo y personal entre los componentes del grupo. En palabras de Yuval Noah Harari en su libro “De animales a dioses”, el Homo Sapiens consiguió traspasar ese umbral a través de la aparición de la ficción: “Un gran número de extraños pueden cooperar con éxito si creen en mitos comunes (…) que solo existen en la imaginación colectiva de la gente. Las iglesias se basan en mitos religiosos comunes. Dos católicos que no se conozcan de nada pueden, no obstante, participar juntos en una cruzada o aportar fondos para construir un hospital, porque ambos creen que Dios se hizo carne humana y accedió a ser crucificado para redimir nuestros pecados. Los estados se fundamentan en mitos nacionales comunes. Dos serbios que nunca se hayan visto antes pueden arriesgar su vida para salvar el uno al otro porque ambos creen en la existencia de la nación Serbia, en la patria Serbia y n la bandera Serbia. Los sistemas judiciales se sostienen sobre mitos legales comunes. Sin embargo, dos abogados que no se conocen de nada pueden combinar sus esfuerzos para defender a un completo extraño porque todos creen en la existencia de leyes, justicia, derechos humanos…y en el dinero que se desembolsa en sus honorarios. Y, no obstante, ninguna de estas cosas existe fuera de los relatos que la gente se inventa y se cuentan unos a otros. No hay dioses en el universo, no hay naciones, no hay dinero, ni derechos humanos, ni leyes, ni justicia fuera de la imaginación común de los seres humanos”.
Por eso el grupo, la banda, la tribu es lo más natural que existe, lo más propio de homínidos y homininos y la autora del articulo que adjunto tiene toda la razón del mundo. Enhorabuena!
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19 mayo, 2016 at 6:37 am
¡Maravilloso! ¡Gracias!
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19 mayo, 2016 at 6:44 am
Todos nos criamos en “tribu” en mayor o menor medida… lo contrario, sería vivir como Tarzán o el hermitaño de la montaña. Ciertamente las tribus han cambiado y no siempre para peor o mejor, depende el caso. Nuestra tribu nos enriquece, nos protege, nos aporta valor añadido… pero también se dan casos en que ahoga, arrincona o culpabiliza. Lo bueno y lo malo no es categórico ni absoluto. Abogo plenamente por la crianza rodeados, apoyados y protegidos por la “tribu” (imposible de otro modo pues somos seres sociales) pero jamás sustituyendo al núcleo familiar en la que basamos nuestros valores, principios y cimientos más sólidos como personas.
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19 mayo, 2016 at 8:23 am
Por qué la mayoría de fotos son de mujeres trabajadoras? (Y sí digo la mayoría, no todas) que tiene que ver un grupo de trabajadoras (lavanderas, recolectoras de marisco, etc..) con lo que llamáis crianza en tribu?
Ya que estamos, las ciudades no son un invento nuevo, llevan muchísimos siglos con nosotros, pero si que es cierto que hasta hace cierto tiempo no se han impuesto como modo de vida de referencia, frente a la vida rural. Y si, los orfanatos se encontraban o encuentran en ciudades, y no en el campo, pero porque deben cumplir una serie de requisitos y deben estar controlados por el sistema, y en aquel entonces eso en el campo era muy complicado, o imposible. Eso no quita que los niños de campo, como los de ciudad fueran abandonados. Y yo sí que te lo digo por experiencia, porque desgraciadamente, en mi familia, que vivía en una localidad rural, hubo que dejar a hijos en el orfanato.
No te digo que no sea ni mejor ni peor que el modelo actual; pero no lo vendas como la panacea.
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23 mayo, 2016 at 8:43 am
¿Por qué ves raro que haya mayoría de mujeres? cuando sueles ver mayorías de hombres, muy frecuentes por cierto ¿También preguntas por qué?
Tú experiencia no hace la ciencia, en las tribus o comunidades humanas pre industrialización era así, sigue siendo así donde aun existen.
Cuando hablas de que algo debe ser controlado por el sistema, sin duda, no entiendes ni encontrarás la esencia de la tribu, aunque hayas vivido en una zona rural como argumentas.
Puede que tu mentalidad pro sistema piense que vendo algo, nada más lejos ni de mi intención, ni de mi mensaje, pero si crees que vendo, sin más, no lo compres si no te gusta.
Gracias por tu opinión
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19 mayo, 2016 at 9:23 am
Es verdad buena parte de lo que dices, y apoyo la idea, la vivencia, el hecho real de la vida en tribu. Como crítica constructiva, comentar que hay que recordar que la tribu precapitalista solía ser patriarcal (sobre todo en Europa) y que en ella se ahogaban y suprimían las individualidades y preferencias personales a través del chantaje emocional, la imposición física, y la amenaza del ostracismo. Pretender hacer o vivir algo diferente a lo que las normas y tradiciones de la tribu dictaban, era complicado, a veces imposible. Hablas del pueblo gitano, y ahí hay un ejemplo cercano, pero me vale cualquier pueblecito de España de hace 50 años, y menos, de hace 20 también. Hasta hace relativamente poco, escapar o salir un poco de los límites heteropatriarcales del clan suponía la expulsión, o la muerte incluso en ocasiones extremas. No digo que así sea en los grupos postcapitalistas, donde la formación de losismo está llevaba a cabo por parte de seres educados en la empatía y el amor, y con una conciencia política, pero hay que tener en cuenta esas cosas, para no olvidarlas y que la vuelta a la tribu no frene, sino que amplíe y sustente, los avances que tanto nos cuestan y han costado en el ámbito feminista, de crianza respetuosa y de lucha por los derechos lgtb, por ejemplo. Tampoco digo que todas las tribus previas al capitalismo sean iguales, seguro que tendrás muchos ejemplos para rebatir mi crítica. Mi segunda crítica estriba en que aborreces la política como el peor vertedero y un lugar desde donde no se puede opinar de forma acertada. Creo que te equivocas o estás muy enfadada por algo, porque lo que tú haces en tu artículo y la forma de estructura social y vital que propones son política también. La política es el gobierno de la pólis, del grupo, es la estructuración del contrato social que decidimos hacer con nuestros semejantes. Por lo tanto, la tribu es una forma de política, y las cosas que en ella se viven y deciden, así como su estructura funcional, son política. Todo discurso y crítica lleva detrás un pensamiento ideológico, y por lo tanto político. El tuyo, que comparto en gran medida, se hacercaría al pensamiento libertario en algunos puntos, siendo por supuesto tu propio pensamiento, con cosas que coinciden en mayor o menor medida. El problema no está en la política como término, sino en qué políticas dirigen el mundo y nuestras vidas. Obviar eso nos hace más débiles frente a esas políticas y políticos. Y por último, no vivir una cosa o experiencia no te impide que puedas hablar de ella, he incluso puede que se lleve razón en algunas cosas, sobre todo si se expresan desde la empatía, el cariño, la humildad… Que seguramente quien conoce algo de primera mano tiene más argumentos, seguro, pero precisamente por eso, porque sabe que tiene argumentos sólidos, recibirá las críticas con calma y tranquilidad e incluso animará a que se hagan desde cualquier ámbito y condición, para debatir, aprender, repensar, mejorar, y si acaso también, enseñar, mostrar, cambiar al interlocutor, etc. Perdón por la chapa que he dado. Mucha fuerza en el camino, y amor en la vida. Salud!
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19 mayo, 2016 at 6:37 pm
Pues lamento discrepar profundamente. Es cierto que en algunos lugares del mundo aún se educa y convive en grupo. De hecho no es en algunos, sino en la inmensa mayoría. En todos estos países predomina la familia extendida que entró en crisis en Occidente en beneficio de la familia nuclear, a partir de la Baja Edad Media. Esto propició el cambio del derecho familiar por el individual, y lanzó las posibilidades de libertad individual mucho más allá de lo que permiten los núcleos cerrados de las familias extendidas. Es un error pensar, como afirmó Anna Gabriel, que estos grupos son menos conservadores que la familia nuclear. Por el contrario, en ellos se dan relaciones de poder, como en todo grupo humano, que generalmente son ocupadas por los miembros más mayores y conservadores, y generalmente hombres, quienes ostentan un enorme poder dentro del grupo. Para un individuo discrepante es enormemente difícil entfrentarse a la presión del grupo, su moral y su ideología, fuertemente reaccionaria casi siempre. Por ejemplo, muchas jóvenes musulmanas se decidirían a no llevar velo (por no hablar de elegir marido diferente al que les asignan, como ocurre en muchos países) si sólo tuvieran que enfrentarse con sus padres, pero nunca serán capaces de hacerlo contra un grupo numeroso fuertemente vinculado por creencias y tradiciones. En los grupos étnicos que en España mantienen este tipo de organización social, los patriarcas del clan tienen un poder casi absoluto sobre las ideas, opiniones y decisiones de sus miembros. Y muchos autores consideran que una de las causas del fracaso de la Primavera Árabe fue el intento de extender ideas progresistas y democratizadoras nacidas en las ciudades al resto del país, donde la estructura familiar está férreamente controlada por las estructuras familiares de la familia extendida, fuermente conservadoreas y ancladas en la tradición..
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19 mayo, 2016 at 7:05 pm
Creo que cualquier cosa es planteable si se dan algunos supuestos. El primero es la libertad. Y el segundo el respeto. El tercero es mi natural precaución al papel del Estado o las ingenierías de una índole u otra. El debate está abierto. Las tribus como las fotografiadas – como las casas en las que vivían varias generaciones – fueron algo común en otras épocas, con otras circunstancias. Creo que las gentes las abandonaron en libertad y cabe preguntar si en libertad volverán a encontrar las ventajas a estos modos de familia extendida y convivencia. Porque, lo que haya de ser, será cuestión de opciones en libertad. Tributarias del mayor respeto.
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20 mayo, 2016 at 7:26 am
Entonces digan “Chau” al estado de bienestar
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23 mayo, 2016 at 8:45 am
Quien dirá “Chau” a su bienestar, serán otros…
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20 mayo, 2016 at 9:15 am
Me ha encantado tu manera de escribir acerca de la tribu! Y tan de acuerdo que estoy contigo. Gracias!!!
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18 agosto, 2016 at 12:10 pm
Me gusto mucho la nota, en especial, porque mas alla de que se hable especificamente de la crianza, sale a relucir que los seres humanos somos compañeros, estamos para ayudarnos entre todos, “darnos una mano”, puede ser desde la crianza o simplemente en las grandes urbes, teniendo vinculo con tus vecinos, pediendo ayuda cuando necesitas algo, abrirnos y compartir. Naci en la buenos aires en la que las vecinas tomaban mate en la vereda mientras los chicos jugabamos hasta la noche con la bici o con nuestras aventuras. Eso fue hace 20 años nomas 🙂 ahi tambien habia tribu, siempre habia alguna mamá que nos cuidaba, mientras otras trabajaban y aprendiamos a compartir, jugar sin miedo y aprender entre todos, distintas edades. Gracias!
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18 agosto, 2016 at 1:10 pm
Que lindo
Muchas gracias por compartirlo
Un abrazo
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